domingo, 9 de noviembre de 2008

"Rethink" - Responsabilidad Social Corporativa

El poder, tanto se ha escrito sobre el poder. Todos lo desean, pocos lo llegan a tener, casi ninguno lo mantiene. No obstante, en las sociedad que vivimos, teóricamente, el poder es de todos. Esto no es mucho menos que la democracia. Nuestro jefes de gobierno, son personas que representan el deseo de nuestras mayorías y actúan acorde a esta. La democracia, con sus proezas y sus faltas (como todo sistema humano), nos da poder, poder de decidir sobre aquellos que pueden, de manera real y efectiva, afectar nuestra manera cotidiana de vivir. Aquellos cuya buena o mala gestión, en torno a sus propias funciones, modifica nuestras condiciones de vida. Sólo existe un problema, el paradigma ha cambiado. Esta democracia responde a realidades pasadas, una realidad social que se circunscribe a un tiempo en el cual la mayores riquezas eran manejadas por el Estado y sus gestores, personas de una manera u otra, estaban ligadas al estado o al gobierno.

A comienzos del presente siglo, la República Dominicana, por poner un caso conocido, era una de las economías en mejor estado dentro de su propio hemisferio. Para finales del 2003 y debido, principalmente, a la desfachatez en el manejo de los ejecutivos de tres de los principales bancos de ese país, la nación se veía sumida en un crisis del tal magnitud, que desaparecieron por completo diferentes latitudes de las clases sociales, la inflación creció de tal manera que no recuerdo algún momento peor, y donde la inversión extranjera pasó a ser nula. Todo esto en un momento donde la situación mundial no era la de hoy en día.

Pocos segundos pasaran hasta que alguien comience a pensar, sí claro, pero… ¿Y el gobierno? ¿Y las autoridades? Bueno, estas tuvieron también parte de la culpa, y como consecuencia, para el año próximo, todo el panorama político había cambiado, el pueblo había hecho sentir su descontento en las urnas. Este es exactamente el problema, no que el pueblo haya tomado represalias en las urnas sobre los políticos y gestores públicos, sino que, ante los gestores privados, no hay ningún tipo de acción o respuesta directa. Algunos de los ejecutivos de dichos bancos fueron enjuiciados… ¿eran todos culpables? Posiblemente, no. ¿Fueron encausados todos los implicados? Definitivamente, no. ¿Era necesario que alguien respondiera a la sociedad? Indefectiblemente. Y es que la sociedad dominicana sufrió lo que tarde o temprano todos sufriremos, un incrementado deseo de compromiso y responsabilidad de los gestores privados ante la sociedad. No, no estamos hablando de comunismo, ni limitación al libre acceso a los mercados, a la libre gestión empresarial, ni al propio valor del concepto de interés privado, sino que hablamos de exactamente eso, de responsabilidad.

Como dijeran Khurana y Noria, de la Harvard Business School, en razón de la reciente debacle de la mercados financieros y de la desconfianza del público en la gestión empresarial en sentido macro, “para recobrar la confianza del público, el Management necesita convertirse en una verdadera profesión, de la misma manera en que lo han hecho la abogacía y la medicina”. Y es que, al recordar mi años por la escuela de derecho, recuerdo como de manera vehemente se nos inculcó: “los abogados son agentes sociales, gestores y ayudantes del sistema judicial” responsables ante al sociedad de manera directa e indirecta por sus actos. Es así como se nos hacía eficazmente conciente de que las faltas de responsabilidad, por nuestra parte, terminarían perjudicando a la sociedad, sociedad en la cual nosotros, nuestras esposas e hijos, conviven y por lo que, al final de cuentas, actuábamos en detrimento de nosotros mismos.

Un criminal patológico merece ser defendido, defendido como tal, pero no merece la libertad pura y simple, puesto que reintegrarlo a la sociedad es, de una forma u otra, reintegrarlo a nuestra realidad personal. De alguna forma, los gestores de Management mundial parecen haber olvidado esto, parecen haber olvidado que no obstante sus propios intereses responden, generalmente, sólo a los designios de sus accionistas e inversores, al día de hoy, son las personas privadas (individuos y empresas), quienes libremente y sin dar cuentas a nadie (apenas a la ley), mueven sus riquezas de uno a otro lado, gestionando sus máquinas productivas a su antojo y afectando nuestra realidad y entorno económico, cada día. Responsabilidad Social Corporativa no es un capricho moderno, tampoco limita la actividad empresarial sino que la promueve (como discutiremos en un futuro), no sólo está de moda, sino que, es una necesidad.

El concepto de Responsabilidad Social Corporativa no debe nunca confundirse con el marketing socio-empresarial, a través del cual, otorgando una que otras limosnas a muy buenas causas, las empresas han logrado desviar la atención de su forma de hacer negocio. La gestión empresarial socialmente responsable no es una forma moderna de hacer negocio, a fines de nuestra propia subsistencia, es la única manera de hacer negocio. Esperemos que la sociedad española no se de cuento de esto, de la forma que lo hicieron algunos dominicanos.

Saludos,

1 comentario:

GDS dijo...

Tienes razón Alberto, muchas veces se utiliza la Responsabilidad Social como una estrategia de marketing.